24 de junio de 2021

Informe compilado sobre los futuros de la educación superior

El 25 de mayo de 2021, el informe: «Pensar más allá de los límites: Perspectivas sobre el futuro de la educación superior para 2050». La cual, fue presentado en una reunión virtual en la que participaron más de 500 personas.

El informe es el resultado de un proceso colectivo y creativo de debates en torno al papel de la educación superior a nivel mundial.

¿Cómo le gustaría que fuera la educación superior en 2050¿Cómo podría contribuir la educación superior a un mejor futuro para todos en 2050?

El objetivo de este informe compilado por el IESALC ha sido recoger los muy variados puntos de vista de 25 expertos mundiales en educación superior que fueron invitados a esta fase del proyecto Futuros de la Educación Superior.

Se movilizaron los conocimientos de los expertos para crear el informe, que expone las posibilidades de futuros diferentes y mejores para la educación superior.

“En el Instituto nos ocupamos no solo de prever, interpretar y criticar los futuros de la educación superior, sino además de crear la posibilidad y la realidad de futuros alternativos para la educación superior y todos ellos, si son posibles, son optimistas por naturaleza”, explicó Francesc Pedró, director del IESALC.

Enmarcado en la iniciativa Futuros de la Educación de la UNESCO, el informe destaca cuatro mensajes clave para la educación superior de cara al 2050:

1. Asumir una responsabilidad activa en el desarrollo del potencial de la humanidad

2. Promover el bienestar y la sostenibilidad, orientados hacia la justicia, la solidaridad y los derechos humanos

3. Nutrirse de la interculturalidad epistémica y la diversidad, respetando las culturas y las identidades, y creando espacios para el diálogo;

4. Crear y mantener la interconexión, forjando colaboraciones entre comunidades locales y globales, y vinculando la educación superior con otros niveles de educación.

Dar forma a los propósitos de la educación superior

Como parte del trabajo de curaduría realizado por el equipo de analistas de UNESCO IESALC, las citas o ideas atribuidas a un determinado experto se incluyen en el informe y se muestran más abajo con su nombre entre paréntesis.

Según una de las afirmaciones del informe, la enseñanza superior debe configurarse dentro de un modelo de bien público, que:

“Haya demostrado decisivamente durante la pandemia de Covid-19 su capacidad para mejor sostener las instituciones” (Simon Marginson).

Dentro del modelo de bien público, un ejemplo de cómo los gobiernos podrían proporcionar educación superior gratuita para todos podría ser a través de un “Fondo de Aprendizaje Global” (Nagla Rizk).

Obligaría a los países económicamente más ricos y a las empresas globales a contribuir con una parte de sus beneficios para subvencionar la educación superior en todas las regiones.

Conceptualizar la educación superior como un ecosistema interconectado mejoraría la colaboración y la relacionaría más, externa e internamente, con los demás ecosistemas con los que está entrelazada (Ronald Barnett), como los conocimientos, otras instituciones sociales y la economía.

La pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto la mayor necesidad de cooperación mundial en materia de investigación, innovación y mejora de las capacidades científicas.

Las respuestas a retos globales como este serán el centro de la futura cooperación internacional, sustentada en valores de integridad y acceso equitativo que también deberán reflejarse en la forma en las que las instituciones de educación superior son dirigidas y gobernadas.

La respuesta colectiva: una educación con alma

En este camino hacia el fortalecimiento del papel de la educación superior, se necesita una educación superior más humana para todos.

Que incluya más a los grupos más vulnerables y tradicionalmente excluidos.

“Como los no escolarizados, las mujeres, los jóvenes desempleados y las personas con discapacidad, las comunidades indígenas, de acuerdo con el objetivo más amplio de no dejar a nadie atrás” (Dorcas Beryl Otieno).

La educación superior debe ser más receptiva a la diversidad, atrayendo a los alumnos indígenas, a las minorías étnicas, a los refugiados y/o a los grupos desatendidos.

Después de Covid-19, las instituciones deben trabajar para reducir la brecha digital

“Para garantizar que la integración de las tecnologías a la educación esté bien respaldada” (Mpine Makoe).

También se recomienda la integración de disciplinas porque “de la hibridación pueden surgir nuevos conocimientos” (Ahmad Y. Majdoubeh).

En este marco, se invita a entrelazar las artes y las ciencias con la innovación para lograr una “educación integral” (Ruiz Patricia Mariella Bravo López), alineada con la “educación para la paz y los derechos humanos” (Felisa Tibbits),

Una educación que haga hincapié en la dimensión humana, incluyendo la resolución de problemas, el trabajo por proyectos, el espíritu empresarial, y el cambio climático (Pankaj Mittal).

En otras palabras, una “educación con alma” que “prepare a los alumnos no solo para la subsistencia, sino para la vida” (Dzulkifli Razak).

«Apoyándolos para que sean mejores ciudadanos, más conscientes de sus responsabilidades cívicas y medioambientales” (Jocelyne Gacel-Ávila).

Los alumnos deben ser tolerantes, independientemente de las identidades de género, las preferencias sexuales, la clase, la lengua, la etnia, entre otros marcadores. Se necesitan pensadores críticos para contrarrestar los prejuicios y las noticias falsas.

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